El Proceso y la Promesa:
Un Devocional con Gloria Serrato
Hola, qué tal! Bendiciones. Hoy quiero hablarte de un tema en específico que se llama "El Proceso". El proceso, la prueba, como le quieras llamar, es un tema un tanto complicado, sin embargo, es algo totalmente necesario para la correcta formación de nuestra vida.
El Proceso: Una Prueba Necesaria
Si has pasado algún tipo de proceso o algún tipo de prueba, me entenderás que muchos en este camino deciden retroceder. Sin embargo, lo que yo he notado a través de los muchos procesos que hemos atravesado como familia en Cristo, es que el proceso es la antesala de la promesa. Es decir, mientras tú pases ese proceso y lo aceptes, no quiere decir que estás perdiendo ni que eres débil ni que te rendiste, ni mucho menos. Todo lo contrario, quiere decir que eres valiente y que has aceptado el llamado de parte de Dios y que tienes un destino al cual tienes que llegar.
Mantén la Vista en el Propósito
Si tú te mantienes viendo al propósito, este proceso va a ser una, más ligero, y dos, te va a llevar hacia el cumplimiento de tus promesas. Quiero compartirte un texto que a mí me parece muy hermoso. Está en Lucas 22:41-44, en la traducción de Dios habla hoy, y dice:
"Se alejó de ellos como a la distancia de un tiro de piedra y se puso de rodillas para orar. Dijo: 'Padre, si quieres, líbrame de este trago amargo, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya'. En esto se le apareció un ángel del cielo para darle fuerzas. En medio de su gran sufrimiento, Jesús oraba aún más intensamente y el sudor le caía a la tierra como grandes gotas de sangre."
Jesús y Su Proceso
Qué impresionante. A mí me impresiona mucho porque yo sé que Jesús no le tenía miedo a su proceso. Él sabía que había nacido para morir en la cruz. Sin embargo, en su condición de hombre, fue y le dijo a su Padre: "No, este, Híjole, si tú quieres que no pase esto." Muchas veces hemos estado así, como de "Señor, yo no quisiera pasar por esto". Sin embargo, Jesús no le tenía miedo a su proceso. Él sentía que se moría en ese momento. La condición de estrés y de presión que había dentro de él anunciaba que él estaba muriendo. Su ritmo cardíaco era tal vez demasiado acelerado. No me puedo imaginar esa condición en la que él se encontraba.
Él ya sabía a dónde iba y ya sabía que había llegado el momento. Sin embargo, hay algo muy impresionante. Yo creo que él fue fortalecido en ese momento por ese ángel que llegó, y él se levantó y dijo: "Yo no me voy a morir aquí. Yo no me voy a morir aquí." Estaba estudiando cómo es que una persona puede llegar a sudar sangre, y en estudios científicos dice que sí, sí se puede, pero es cuando una persona ya tiene una presión demasiado fuerte en el cuerpo y su corazón está a punto de colapsar.
No Mueras en tu Proceso
Yo creo que en ese momento llegó el ángel, lo fortaleció, y el Señor Jesús se levantó y dijo: "Yo no voy a morir en el proceso. Yo no voy a morir en el intento. Yo tengo que llegar a mi propósito, por el cual fui enviado, que es morir en esa cruz y resucitar al tercer día para la salvación de la humanidad." Y hoy yo te quiero decir con esta palabra: no mueras en tu proceso.
La manera en la que tú pases tu proceso va a determinar la manera en la que tú vas a llegar a tu promesa. ¿Qué quiere decir esto? Que el proceso va a revelar la condición de tu corazón. Pero cuando llegues a tu promesa, a lo que Dios te ha dicho, a tu destino marcado, a tu destino profético, va a ser donde te des cuenta que fue necesario ese proceso y que en ese proceso, incluso, el Señor te fortaleció de tal manera que has llegado a ese proceso glorificado. Podemos verlo en la cuestión de Jesús. Como él resucita al tercer día y resucita en Gloria, Dios lo exalta, Dios lo honra por su obediencia.
Conclusión: Sigue Adelante
Quiero dejarte bien marcado esto: no mueras en tu proceso, no te desanimes. El mayor enemigo dentro del proceso es la desesperación. No te desesperes, sigue adelante, solo un poco más, porque estás a un paso de recibir tus promesas. Sigue adelante. Te bendigo en el nombre de Jesús y creo que vas a llegar a ver todas las promesas que Dios te ha hecho cumplidas y que vas a llegar a tu destino y a tu propósito que Dios tiene marcado para ti. Bendiciones.