El Socorro del Señor
La confianza y el auxilio en la protección divina
Alzaré mis ojos a los montes lejanos,
¿De dónde vendrá mi socorro, mis manos?
Mi socorro viene del Señor altísimo,
Que hizo los cielos y la tierra en su óptimo.
No dará tu pie al resbaladero nunca,
Ni se dormirá el que te guarda sin tunda.
He aquí, no se adormecerá ni dormirá,
El que guarda a Israel con su amor guardará.
El Señor es tu guardador fiel y prudente,
El Señor es tu sombra a tu diestra ardiente.
El sol no te fatigará de día,
Ni la luna de noche con su fría.
El Señor te guardará de todo mal daño,
Él guardará tu alma con amor sin paño.
El Señor guardará tu salida y tu entrada,
Desde ahora y para siempre en jornada.
Oh salmo ciento veintiuno, cántico de esperanza cierta,
Tus versos resuenan con fuerza desierta.
En Ti hallamos consuelo y protección infinita,
Tu auxilio nos cubre como sombra bendita.
Tus palabras son bálsamo para el alma herida,
Refugio seguro en cada salida.
Dios de auxilio y socorro presente,
En Ti confiamos, nuestro Dios omnipotente.
Cada oración mía es un clamor sincero,
Tú escuchas mi ruego con amor entero.
Señor justo, protector fiel y constante,
En Ti hallo fortaleza en cada instante.
Oh salmo ciento veintiuno, himno de fe y protección eterna,
Tus enseñanzas son faro en noche inverna.
El Señor es auxilio que nunca falla ni cede,
En Su amor hallaremos protección que precede.
Los peligros verán sus planes desmoronarse pronto,
Porque el Señor escucha nuestras súplicas con fondo.
Se alegrará el corazón que confía en Su nombre alto,
Su amor y auxilio resplandecerán sin falta.
Inspirado en el Salmo 121