La Majestad de Dios

La Majestad de Dios

Nov 30, -0001

La gloria y el poder del Señor en la creación

Oh Señor, cuán glorioso es Tu nombre,
En toda la tierra se alaba con renombre.
Has puesto Tu gloria sobre los cielos altos,
De labios de niños y lactantes sale el canto.


Para silenciar al enemigo y al vengador,
Por la grandeza de Tu nombre, oh Señor.
Cuando contemplo Tus cielos, obra de Tus manos,
La luna y las estrellas que Tú has creado en lo alto,


¿Qué es el hombre para que pienses en él,
El hijo del hombre para que lo cuides bien?
Lo has hecho poco menor que los ángeles,
Lo coronaste de gloria y honor, sin confines.


Le diste dominio sobre las obras de Tus manos,
Todo lo pusiste bajo sus pies tempranos:
Ovejas y bueyes, bestias del campo frondoso,
Aves del cielo y peces del mar misterioso.


Oh Señor, cuán glorioso es Tu nombre,
En toda la tierra se canta con renombre.
Tu majestad brilla en el firmamento vasto,
Tu poder se muestra en todo lo creado.


Oh salmo octavo, cántico de alabanza,
Tus versos resuenan con infinita esperanza.
En Ti contemplamos la grandeza divina,
Tu gloria ilumina nuestras vidas sin esquina.


Tus palabras son melodía en el viento,
Ecos de fe que nos llenan de contento.
Dios de majestad y fuerza celestial,
En Ti hallamos amor incondicional.


Cada estrella en el cielo es testigo fiel,
De Tu poder inmenso y divino a nivel.
Tus obras son maravillas que inspiran el alma,
En Tu presencia encontramos paz y calma.


Señor, Tú nos has hecho con amor perfecto,
Nos diste dominio sobre lo creado recto.
En Ti confiamos como hijos amados,
Por Tu gracia y bondad siempre guiados.


Tus cielos proclaman Tu gloria inmensa,
Cada criatura canta Tu grandeza intensa.
Oh Señor, cuán glorioso es Tu nombre santo,
Tu majestad resplandece en todo canto.


En cada amanecer hallamos Tu luz divina,
Tu creación es testimonio de vida genuina.
Los montes y los valles, las aves en vuelo sereno,
Todos alaban Tu nombre con fervor pleno.


Oh salmo octavo, himno de adoración profunda,
Tus enseñanzas son faro que nos inunda.
El Señor es grande, digno de toda alabanza,
En Su amor viviremos por siempre con confianza.


Los cielos narran Su gloria sin fin alguno,
Y la tierra proclama Su nombre oportuno.
Se alegrará el corazón que contemple Su poder alto,
Su majestad brilla en cada rincón del campo.


Inspirado en el Salmo 8

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